Testimonio de Velarde Sabalbeascoa: La pieza que faltaba
Las piezas van encajando en su lugar. Y lo que ayer parecía brumoso, oscuro, hoy se entiende con claridad. La presentación de Moisés Velarde Sabalbeascoa, propietario del Edificio Omega ante la Comisión de Fiscalización, el 8 de noviembre de 2013, apunta en esa dirección.
Lo que los medios han destacado es la parte de las declaraciones de Velarde que indican que Toledo preguntó por la oficina, el precio y que hasta solicitó un descuento. Pero lo que no dicen es que el señor Velarde también afirmó que Toledo le dijo que la oficina no era para él.
En realidad, esta parte de las declaraciones del testigo son la clave del mandato que tiene la Comisión de Fiscalización para investigar el caso. Como se recuerda, lo que el Congreso investiga –según la Moción 7009– son dos cosas: 1) Las supuestas irregularidades en la compra de bienes inmuebles por parte de Alejandro Toledo, y 2 ) El origen de los fondos para realizar dichas compras.
Sobre el primer aspecto de la investigación, las declaraciones de Velarde Sabalbeascoa, confirman que Alejandro Toledo no solo NO COMPRÓ la oficina, sino que le dijo con calridad al propietario que dicho bien NO ERA PARA Él.
En otras palabras, lo que Velarde Sabalbaescoa sostiene es que Alejandro Toledo no fue, ni pensaba ser, el titular de la compra; como erróneamente supone el texto de la Moción 7009 que da lugar a todo este sainete.
Es más, en declaración ante la Comisión de Fiscalización, el propietario del Edificio Omega, reafirma lo que ya le había dicho a la 48 Fiscalía Provincial de Lima en su declaración del 27 de mayo de 2013 (¡cinco meses antes!).
En esa oportunidad, Velarde Sabalbascoa le dijo a la fiscal provincial, Elizabeth Parco, que las declaraciones de Toledo señalando que dicha oficina no era para él fue EN LA PRIMERA CONVERSACIÓN que ambos sostuvieron.
Esto es muy importante, porque significa que desde un inicio fue claro para el propietario del Edificio Omega que la oficina no era para Toledo.
Pero si la oficina no era para Toledo ¿para quién era?, podrían inferir los incrédulos más duros. Esa duda también se despeja de las declaraciones del propietario del Edificio Omega.
En la 48 Fiscalía le preguntan a Velarde Sabalbascoa si pudiera precisar en qué momento el Dr. Eskenazi le refiere que la oficina a comprar sería para la Sra. Eva Fernenbug.
Velarde Sabalbaescoa responde: “Si, cuando me llama por teléfono y me dice que es representante de la compradora y me pide que le explique en qué está la independización y a partir de allí me empieza a llamar, a partir de allí sabía que era de ella, y todas las veces que llamaba el doctor Eskenaki pues sabía que era por ella” (Destacado nuestro).
Nunca hubo pues tal misterio de quién era el propietario de la Oficina Omega. Estuvo muy claro para quienes participaron y conocieron de la operación.
Si esto fue así ¿por qué entonces el testigo Guillermo Malpartida, gerente de Consultoría de Actualisap, declaró el 18 de octubre de 2013 en la Comisión de Fiscalización que él “se sorprendió” al llegar a la Notaría y conocer allí que la compradora de la oficina era Eva Fernenbug y no Alejandro Toledo como –él mismo sostuvo– “corría el rumor en la empresa”?
La respuesta es sencilla. El gerente Malpartida no participó en las negociaciones. No conocía los detalles de la operación. A él le dijeron simplemente que llevara las escrituras a la Notaría para firmar el contrato de compra–venta. No sabía que Toledo le había dicho a Velarde Sabalbascoa, desde la primera reunión que ambos sostuvieron, que la oficina del Edificio Omega no era para él. Y tampoco sabía el gerente de Consultoría de Actualisap que el apoderado de Eva Fernenbug, el Dr. David Eskenazi, había entrado en acción, en nombre de su representada, para finiquitar la operación.
En conclusión, la Oficina del Edificio Omega nunca fue para Toledo. Fue desde un primer momento para la Sra. Eva Fernenbug, en representación de Josef Maiman. Para concretar dicha operación, la Sra. Fernenbug se valió de su representante legal, el Dr. David Eskenazi, quien realizó los pagos y tasas correspondientes.
¿Quiere la Comisión de Fiscalización conocer el origen de ese dinero con el que se pagó el bien inmueble? Pues deben preguntarle a su legítimo propietario, el Sr. Josef Maiman. ¿Por qué tendrían que contratar a una empresa internacional rastreadora de fondos y buscar en las cuentas de Toledo, si la cuenta de origen es de Maiman? ¿Por puro encono político?
Colocadas las piezas en su lugar, el panorama, repito, se hace mucho más comprensible. Y lógico.