Todos los racismos: Sobre lo sucedido en la UPC
En el Perú no hay un racismo, sino muchos racismos, prueba de ello es lo que sucedió hace unos días en la puerta de UPC de Monterrico. Los vídeos, que son varios, no dejan las cosas completamente claras. En el que difundió el Colectivo Dignidad se ve un joven bastante agresivo y con actitudes racistas contra una joven que le increpa algo. El joven llega a decirle que le gustaría contratarla para limpiar su baño. Al contrario, en otro video se ve a dos alumnas de UPC tratando de calmar a la joven, con maneras bastante buenas, y le dicen que respetan su pensamiento pero que eso no le da derecho a ir a la puerta de UPC a tratar de vagos y drogadictos a sus estudiantes. Así que parece que hay de los dos lados y para todos los gustos. Al respecto las siguientes reflexiones:
Es una realidad que en el Perú las oportunidades no son iguales para todos si acaso fue ese el reclamo de la joven de la que hablamos, como que aún quedan rezagos de un racismo de otros tiempos en donde el país casi se dividía en estamentos y estos se correspondían con tipos raciales. Entonces usar el diminutivo “blanquito” y tratar de “cholo” eran adjetivos peyorativos aunque no se partía de una situación de igualdad sino de la supremacía socioeconómica de unos sobre otros, en la que los blancos llevaban siempre las de ganar. Sería largo remontarme a la historia.
Es también una realidad que el Perú ha cambiado mucho en los últimos 40 años y que el racismo de entonces hoy se ve bastante atenuado sin haber desaparecido. Sin embargo, también es cierto que los estereotipos tardan bastante en cambiar y que a ese nivel todos los sectores y actores sociales debemos poner de nuestra parte para superar esta lacra. Por eso me ha gustado mucho el post que comparten los alumnos de UPC en el Facebook de Dedomedio en el que señalan autocríticamente lo siguiente:
“Nos desconcierta la actitud de esta persona (la joven) y no apoyamos su actitud en lo absoluto puesto que nos deja mal parados, sobre todo viniendo de una persona extraña y totalmente desconocida para todos. Sin embargo, luego nos enteramos de que la reacción de varios alumnos de la universidad que estaban ahí fue burlarse de ella, tirarle monedas, cigarros, insultarla y hacer comentarios racistas. No nos queda otra cosa que decir que, QUÉ VERGÜENZA. ¿Cómo es posible que hayan algunas personas de la universidad que actúen así? O sea, ¿qué les sucede? ¿En serio les parece correcta esa actitud? Ese comportamiento no refleja nada más que lo que la chica dijo hoy en frente de todos - en parte - es cierto, que esta universidad está llena - no totalmente - de gente racista, discriminadora, y posibles "hijitos de papá" que no se terminan de dar cuenta que el racismo es algo totalmente TERRIBLE, inaceptable, sobre todo cuando estudiamos en una entidad educativa en donde hay personas de TODAS las culturas, etnias y clases sociales”.
Yo enseño en UPC y debo señalar que la apreciación anterior es correcta y válida para todas las universidades privadas de Lima. Es que desde la década anterior podemos observar la transformación de la sociedad en sus aulas que hoy pueblan alumnos provenientes tanto de las élites tradicionales, del sector informal, de las clases medias limeñas, de estudiantes provincianos etc. Y la integración, si acaso no total, es mucho mayor de lo que pudiese pensar el Colectivo Dignidad cuyo post, en esta oportunidad, más ayuda a fortalecer estereotipos que a atenuarlos.
Quiero decir por ello que el estudiante que agredió a esa joven es un patán –llamemos las cosas por su nombre - pero también quiero decir que nadie es menos por ir a Gótica o por usar el “manyas” al final de una frase, cómo nadie es menos tampoco por tener acento provinciano o preferir la tecnocumbia. Si queremos una sociedad democrática y ciudadana tenemos que potenciar la igualdad de oportunidad tanto como el respeto a la diversidad entre los peruanos, para sabernos peruanos antes que “chinitos, cholitos, blanquitos o negritos”. Entonces el estereotipo no sirve y las personas no son buenas o malas por su color, ideología, clase social o lugar de origen. Tengámoslo todos presente.
FUENTE: Daniel Parodi, Diario 16